El eclipse de luna del pasado domingo 20 de Enero

by biofanadmin in Uncategorized | 0 comments

Comparte en tus redes sociales

Salimos a las 5 en punto, el grupo era nutrido no solo en número sino en calidad, nos visitaban personas de otros lugares del país, que emocionadas vinieron a Tehuacán a conocer la Reserva de la Biosfera y a presenciar éste espectáculo de la naturaleza, que nunca deja de sorprendernos.

Un autobús de 40 pasajeros, una camioneta de 20 y varios autos componían la caravana de  amantes de lo natural, de las salidas al ampo, del “reconectarse con nuestra esencia”.

Así pues nos enfilamos hacia Zapotitlán Salinas, en el autobús José Martin acompañaba a los viajeros y les iba enriqueciendo la tarde con sus amplios conocimientos sobre la flora de éste sitio recientemente nombrado Patrimonio de la Humanidad.

Al llegar a San Marín del Valle, un equipo de guías nos esperaba expectantes. Las personas que descendieron de los vehículos íbamos muy abrigadas, gorros, chamarras, guantes, sombreros.

La luna estaba saliendo y un jinete acompañado de un perro cruzó enfrente de los viajeros.

Algunas cámaras lo captaron, el testimonio gráfico quedo en ésta toma, donde semejante a una estampa de una película el jinete voltea a ver al fotógrafo que disparo su cámara.

Los grupos fueron enfilando al recorrido, la tarde era fría y los sotolines estaban allí, como siempre, esperándonos con los brazos abiertos, llenos de energía. Sotolines que hasta nombre tienen, con sus diferentes características propias, que los hacen únicos: Enrique, los tres mosqueteros, la pareja, los curiosos, los príncipes, la Reyna y por fin el Rey, el más grande y viejo de todos, cuya presencia culmina el recorrido.

Al regresar al punto de partida, ya era de noche, las luces sobre el manteco adornaban de manera romántica el sitio, los banquitos dispuestos para que pudiésemos descansar y tomar una sencilla pero rica merienda en ésta zona, así como agua fresca y una copa de vino.

Más tarde se prendieron las fogatas, salchichas y bombones hicieron su aparición, en lo que íbamos contemplando el eclipse y sus etapas, el penumbral y el umbral. El fuego era el mejor compañero en ésta fría noche, pero además se hicieron los grupos y la plática surgió, así es el hombre: gregario por naturaleza, y aún cuando la mayoría no se conocía se organizaron dinámicas y coloquios a la orilla de éstas maravillosas fogatas, que hechizaban a quien se quedaba viéndolas y que invitaban a los viajeros a expresar muchas cosas, especialmente temas que la mayoría de las veces no salen a cuento, porque nuestro automatizado y digitalizado mundo moderno hace que se nos olviden.

Así pues, lejos de WhatsApp, de Netflix, de los videojuegos, de celulares y pantallas, los seres humanos, esa tarde nos reconocimos; nos entretuvimos mirando el cielo y platicando como lo hacían nuestros antepasados ante el fuego hipnotizador de una hoguera.


Comparte en tus redes sociales

Leave a Reply

Your email address will not be published.

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>