Crónica de viaje – Profesoras jubiladas en convivencia con la Reserva de la Biosfera

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Crónica de viaje de grupo de profesoras jubiladas del 1 de Septiembre del 2018.

Eran las 5 pm, la hora a la que habíamos acordad recoger al grupo en el Lobby del Hotel Casa Real.
Las profesoras Bustamante, hermanas ambas de nombres Rosa Elia y Elsa habían organizado casi un mes atrás este viaje, se trataba de una reunión anual de profesoras jubiladas, que habían estudiado la normal hacía casi 48 años y que aunque la mayoría se había visto al menos dos o tres veces desde aquellas épocas, había algunas que no habían vuelto a coincidir y ésta reunión era algo realmente extraordinario.

La camioneta de 20 plazas estaba llena y el camino hasta llegar a Zapotitlán Salinas, fue como una clase de botánica, arqueología e historia. José Martín, les platicaba como sólo él sabe hacerlo, todo aquello que hace de éste lugar tan diferente, tan especial, por lo que fue nombrado, recientemente, en Julio de éste año; Patrimonio Mixto de la humanidad.

Las profesoras al llegar al Santuario de Sotolines ya iban con una visión mucho más amplia de la tierra que estaban pisando y al bajarse y contemplar la belleza, la majestuosidad de estos árboles se entusiasmaron aún más.

El recorrido de la mano de guías comunitarios es encantador y cuando uno se percata de la riqueza de cada rincón de nuestro México, solo puede sentir agradecimiento por vivir en ésta tierra.

Al caer la noche regresaron al punto de reunión, en donde las estaba esperando nuestra encantadora mesita, rodeada de velitas y donde compartimos bocadillos, una copa de vino y lo mejor: cada uno de nosotros expresaría lo que había significado ésta experiencia.

Así pues fueron hablando las más de 20 profesoras, expresando su alegría por el reencuentro, su gusto por estar, el brillo en sus ojos revelaba el estado de sus corazones. El final no pudo ser mejor: una de ellas canto una hermosa balada en el que alababa y agradecía al creador.

La última expresó una oración, salida de lo más profundo de su corazón, donde sus palabras eran tan sentidas y tan ricas en contenido que me arrancaron una lágrima al volver a constatar una vez más que lo mejor de esta existencia son las cosas más simples y que es en el contacto con la naturaleza donde el ser humano se llena de aquello que a veces busca tan infructuosamente en el mundo.