El día que llegaron el presidente de la compañía y sus directores

by biofanadmin in Uncategorized | 0 comments

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Eran las 9 am y como buenos alemanes, nuestros visitantes serían puntuales, uno de los autos se divisó a lo lejos, venía echando humo por las llantas, el olor a balatas quemadas por bajar la carretera llena de curvas frenando llamaron la atención del equipo de choferes, quienes de inmediato empezaron a video grabar con el celular el hecho.

Una a una las camionetas que traían al Presidente de la compañía y a su equipo de directores fueron arribando al jardín botánico, donde tendrían su junta de trabajo o como la llaman ellos: su workshop. Antes de ésta reunión tenían programada una visita y actividad en el Santuario de Sotolines, donde además de admirar éstos centenarios seres, decidieron que querían dejar huella, y donde al lado de los niños que participan en el Programa “El Bosque de los niños trasplantaron pequeñas “Patas de Elefante”, armados de palas, cubetas y sombreros, éstos hombres de oficina se identificaron con nuestros niños y en armonía con el entorno dejaron lo mejor de ellos: Su alegría, su tiempo y su presencia al lado de nuestros queridos niños de la mixteca poblana.

La reunión fue un éxito, trabajar fuera de la oficina, sin conexión a internet, ni energía eléctrica, obligaba a usar rota folios y plumones, la dinámica de integración fue mayor, las ideas fluían a través de la comunicación oral y una a una se anotaban a mano.

Después la comida, elaborada con ingredientes de la región, insectos, botones florales, frutos de cactáceas, sorprendió a sus paladares europeos.

Por la tarde llegaron sus esposas, en pareja nuestros distinguidos visitantes, disfrutaron de la visita al Jardín botánico con nuestros guías, quienes además de hablarles de los poderes medicinales de las plantas de la región, los llevaron a los miradores de avistamiento donde admiraron loa paisajes con la luz crepuscular, que imprime una mayor belleza a la naturaleza. Posteriormente al caer la noche y bajo la luz de las velas se sirvió una cena, traída desde Tehuacán, con deliciosos platillos y buen vino. Los visitantes no querían irse, se sentían relajados, alegres y en familia, así transcurrió la velada, hasta que fue la hora de partir.

Uno a uno, se fueron despidiendo, con una sonrisa y una mirada agradecida. Al pasar de los meses, algunos de ellos regresarían acompañados de sus hijos o de otros amigos, la Reserva de la Biosfera Tehuacàn-Cuicatlán tiene esa magia, que enamora y que hace que muchos quieran regresar y compartir lo conocido con sus seres más queridos.

 


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